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sábado, 12 de mayo de 2012

Considera lo que Jesucristo te puede dar.


Romanos 4. Versos 19 al 21. NTV.
 Y la fe de Abraham no se debilitó a pesar de que él reconocía que, por tener unos cien años de edad, su cuerpo ya estaba muy anciano para tener hijos, igual que el vientre de Sara.
Abraham siempre creyó la promesa de Dios sin vacilar. De hecho, su fe se fortaleció aún más y así le dio gloria a Dios.
Abraham estaba plenamente convencido de que Dios es poderoso para cumplir todo lo que promete.

En las Escrituras, Abraham es conocido como el padre de nuestra fe. Pero, había muchos obstáculos que vienen en  contra de la promesa de Dios en su vida. Dios le dijo que iba a ser "el padre de muchas naciones." Abraham tenía más de 90 años de edad antes de que él hubiera  visto que la promesa de Dios  comenzara llegar a su vida. Esta escritura nos dice que él no consideraba la capacidad de  su cuerpo. No pensaba  ni meditaba sobre todas las razones por las que no podía ser el padre de muchas naciones. No, él consideraba  y pensaba  en la fuerza y ​​la habilidad de Dios! Pensó en la fidelidad de Dios y se entregó a la alabanza y  le dio la gloria a Él.  La fe que Abraham ejercitó permitido que Dios se moviera  en su nombre y así poder  cumplir la promesa en su vida.

Hoy en día, ¿le  cree usted a Dios? ¿Le parece imposible lo que le pide? ¿Ha tomado mucho tiempo lo que le has pedido? ¿ por eso tiene el deseo de declinar? Tenga en cuenta a  Dios. Considere la posibilidad de su Palabra. Considere la posibilidad de su fidelidad. Al igual que Abraham, usted puede crecer fuerte en la fe.  Y así  darle la  gloria a Dios. Su fe abrirá la puerta para que Dios se mueva en tu vida, para que puedas  experimentar la victoria y avance en lo que  Él tiene reservado para usted! No dejes que la incredulidad y la desesperación te roben lo que Él ha prometido.  te lleva el mismo esfuerzo creer en El, que dudar de El. Hoy por hoy la decisión es tuya y de nadie más no dejes que el cambio te robe lo tuyo.
Mi  ORACIÓN PARA HOY
Padre Celestial, te doy  gracias por tu fidelidad y la fuerza de tu  trabajo en mi vida hoy. Yo elijo tener en cuenta su capacidad por encima de mi circunstancia. Yo elijo a confiar en ti. Elijo a recibir lo que tienes para mi y no lo que yo sólo. Pueda conseguir. Elijo trabajar bajo tus fuerzas y no las mías. Te doy alabanza, honor y gloria, ahora y siempre en el poderoso  Nombre de Jesús. Amén.
Publicó: Enrique Botello. Expandiendo La Palabra   מריחה את המילה                  Recuerda Jesucristo te ama. Y nosotros también.